martes, 3 de mayo de 2011

Ya nada importa...

-Se dirige serena y segura hacia su casa, dejándose acariciar por la agradable brisa, sin pensar ya en nada, con esa felicidad y esa tranquilidad que en ocasiones te arrollan y te hacen sentir bien, en el centro de todo, sin envidias, celos o preocupaciones, sin saber de dónde procede esa especie de equilibrio cuya perfección te hace temer hasta el mero hecho de pronunciarlo. Te sorprende hasta qué punto puede ser rara y difícil esa delicidisima y mágica armonía en la que tu mundo parece sonar de repente de la manera más adecuada. Son instantes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusuales. Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un autentico motivo.

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